El gelyos de combate
El amanecer aparece junto a el
sale el radiante sol, iluminando toda la ciudad, indicando que el día comienza,
por lo tanto es hora de despertar.
En una pequeña habitación un tanto desordenada yace un joven tirado en
el suelo semi-cubierto con una sábana, dando la sensación de que se calló de la
cama en medio de la noche. Poco a poco los rayos del sol traspasaban la ventana
hasta cierto punto en el cual iluminaron el rostro de Eric. El chico continuaba
con su cálido sueño, pero poco a poco el calor del sol le interrumpía su
placido descansar.
-- ¡Rayos!... – menciono mientras
se cubría el rostro con la sabana – son las vacaciones, quiero dormir hasta la
siguiente temporada – seguía quejándose con desgano – Rayos no puedo volver a
dormir – un poco molesto se levanta del suelo, percatándose de que no recordaba
cómo había llegado a su habitación, de hecho ni siquiera el cómo llego a casa
-- ¿eh? Pero si, - todo en su cabeza pasaban como recuerdos borrosos, el joven
se sienta en su cama que aunque era cómoda no se encontraba para nada ordenada
– Madre me envió a la casa del viejo cascarrabias, para entregarle algo pero no
soy capaz de recordar mucho más de eso… - si concentración se perdió al
escuchar el gruñir de su estómago – bueno creo que lo mejor es comer para luego
seguir, digo tengo mucho rato libre.
El joven se dirige al baño en
donde se dispone a asearse totalmente, una vez que termino se dirigió a la
cocina en donde se encontraba su madre limpiando los trastes.
-- Bueno días – menciono el chico
un poco desanimado a lo que su madre contesto con una cálida sonrisa. El chico
se dirige al comedor en donde luego de sentarse en una silla se dispone a desayunar.
-- hijo ¿en dónde estuviste
anoche? – Pregunto la señora, lo cual
alentó un poco a Eric – veras, es que ayer escuche unos disparos un poco
cerca de acá, y cuando fui a avisarte a tu habitación no respondiste, mi
llamado – cada palabra que mencionaba la mujer mayor, confundía cada vez más al
chico.
-- ¿podría ser...? acaso ¿yo…? ¿Será
que no fue un sueño?... – Eric se preguntaba a si mismo, inundándose en
pensamientos confusos.
-- imagino que estabas
severamente dormido – menciono la señora
y mientras seguía comiendo, luego de una pausa por el acto de tragar el
alimento, dirige una mirada un poco severa en su hijo, el cual no es capaz de
notar, ya que se encontraba perdido en pensamientos – ¿Eric?... ¿Me estas
escuchando? – El chico vuelve en si al escuchar las últimas palabras de su
madre, y acto seguido se dirige a su habitación.
-- tengo que recordar como llegue
a casa, ese sueño… ese extraño sueño, esos chicos me habían disparado, un tiro
certero en mi pecho, si hubiera sido real, estaría muerto, y mi ropa
estaría… -- una gran idea había recorrido su mente.
Eric se dirige rápidamente al
cuarto de baño a buscar la ropa que se había quitado en la mañana, no tardó mucho en encontrar su
camisa y rápidamente noto un orificio en la parte delantera de la tela.
-- Justamente en el pecho, es…
es… acaso posible esto – entre tartamudeos, el miedo y el asombro recorren por
todo su cuerpo, luego de un momento el chico cae sentado en el piso aferrándose
con pavor a la camiseta. En ese instante una voz retumba en su mente.
-- no-no-no tien- tienes que
preo-preo-cuparte – Eric escucha una voz extraña que apenas se entiende entre
pausas y malas pronunciaciones, aun con temor el joven observa toda la habitación intentando
buscar el origen de la voz. – Yo-yo ne-necesito q-que me ayu-ayudes – seguía
retumbando la voz que se le dificultaba aún más la pronunciación.
-- ¿quién eres? – pregunto Eric
que se levantaba del suelo y aunque sus piernas temblaban un poco, se armaba de
valor para enfrentar cualquier cosa. Pero para su sorpresa, la voz provenía del
reloj que tenía puesto en su muñeca izquierda.
-- Mi-mi nom-nombre es-es Mark…
-- el chico sorprendido cada vez más se asustaba de lo que pasaba, y con gran angustia sale corriendo de la habitación.
En el camino el chico trata de
quitarse el reloj de la muñeca pero no le es posible, ya que parecía que el aparato estaba pegado su
brazos, entre tanta desesperación Eric se dirige al almacén, y entre un montón
de cajas de cartón saca un cajón de herramientas. la coloca rápidamente en el
suelo y la abre, agarra el martillo y
con gran fuerza, y mientras miles de pensamientos recorren la mente del chico,
este se llena de coraje y dirige con gran potencia el martillo hacia su brazo
izquierdo.
El reloj empieza a brillar, pero
aun así el chico se dispone a romper el aparato y continua con su acción, no
fue antes después de golpear su puño contra el suelo, que se dio cuenta que el
martillo había desaparecido de su agarre. Esto dejo en suma confusión al chico.
-- ¿Qué es lo que ocurre? – un
fragmento de lo sucedido ayer recorre su mente como un rayo – eso quiere decir,
que de verdad ayer… yo – entre tartamudeos el chico empezaba hablar.
--así es, ayer, tu asesinaste
brutalmente a las personas que te atacaron – dijo una silueta que poco a poco
se formaba en la iluminación del reloj.
/////////////////////////Fragmento
de recuerdo\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\
La luz envolvía todo el lugar,
los delincuentes no podían ver nada en absoluto y al no tener el objetivo visible
empezaron a disparar abiertamente en dirección a donde vieron por última vez al
chico que debió haber caído.
El sujeto iluminado empezó a
esquivar con tranquilidad los proyectiles, y con gran estilo propino una serie de golpes a
todos los presentes. Ante tal iluminación solo se podían escuchar los disparos
y los gritos de las personas que recibían golpes devastadores.
Poco a poco la gama de luz se
acoplaba a la tonalidad del tiempo respectivo, mostrando un escenario muy
oscuro, pero con un poco de iluminación por los postes de luz que habían
alrededor del callejón; el cual se mostraban balas por doquier , algunas
tiradas en el suelo otras incrustadas en las paredes, algunas armas se
encontraban destruidas; mientras que las personas se encontraban dispersos por
todo el suelo.
El líder de la banda con todas
sus fuerzas intentaba recoger su armas, Sus piernas se encontraban torcidas, lo
que le impedía ponerse de pie, así que se arrastraba con sus manos,
dirigiéndose hacia el final del callejón.
Las sombras del lugar tapaban al
chico, acometedor de dicho escenario, y mientras caminaba con suma calma hacia el
malherido la luz de los postes, revelaba poco a poco la nueva apariencia del
susodicho.
el joven poco a poco se acercaba
al hombre moribundo que ahora se hacía visible su vestimenta, un
suéter marrón con mangas negras, short negro, donde deberían ir sus rodillas se
encontraban unas esferas que sostenían sus pantorrillas las cuales estaban
cubiertas hasta los pies con una especie de metal, su cabellera había cambiado
de color, pasando de un gris claro a un negro totalmente oscuro.
Una vez alcanzado a su enemigo,
se posó encima. Y en un acto de frialdad, agarra del rostro al moribundo y lo
levanta
--¿quién demonios eres? –
pregunto el hombre el cual se le acababan las fuerzas.
El chico sonríe mientras
aplastaba la cabeza con placer – Soy …
/////////////////////////fin del
recuerdo\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\
Eric se levanta del suelo y con
temor empieza a hablar entre tartamudeos -- ¿Quién, erees y que quieres
conmigo?
Luego de unos segundos la luz se
desvanecía mostrando una pequeña figura al frente de Eric
.
.
-- yo soy Mark… -- respondió el reloj y acto enseguida se revelo la forma
de la silueta situada adelante del chico, que era el martillo que intento
entregar ayer.
-- ¡¿Eric con quien estás hablando?!—en las
afueras de la habitación se escuchó la voz de la señora de la casa. El chico
responde con una vaga escusa pues, ahora que había visto la verdadera forma de
la criatura que lo había incomodado en sus pensamientos, ahora definitivamente
debería encontrar respuestas.
-- ¿…y bien? , ¿Qué es lo que
quieres para perturbar mi mente? – pregunto Eric ahora un poco más calmado.-- Y más importante aún, ¿por qué demonios eres
un martillo?. – recriminaba un tanto confuso.
-- en primer lugar no soy un
martillo… -- el reloj producía una voz, y al mismo tiempo que observaba la
herramienta podía ver un aura un poco conocida, una aura que mostraba la
silueta de la persona en la que se transformó en aquel combate. -- y en segundo
lugar, te ayude a sobrevivir – esto último exalto a Eric – así que no me
recrimines. Además… – la voz en el reloj hacia una pausa – necesito tu ayuda.
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Escena combate con los malechores:
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